sin la guía de un farol
o la caricia de la luna.
Dando tumbos, golpeándome,
errando el rumbo
en pos de esquivas lucecitas
que no eran más que reflejos
de las muy distantes estrellas.
Es mucho el recorrido
y mucho más el cansancio
pero sólo queda seguir adelante,
rogar con fervor:
no más piedras con que golpearme
no más lobos que me persigan...
A lo lejos, lejísimo
algo brilla
¿otra ilusión óptica?
Mis deseos de encontrarla
son más fuertes.
Redoblo el paso.
Llego a ella.
¡Sí!
Es la tan ansiada luz,
todo lo ilumina.
Los miedos no parecen tan grandes,
los lobos tan feroces,
ni el camino tan aterrador.
Pero hacia adelante...
toda la maravilla de la vida
se despliega ante mí.
Un gigantesco pavo real
muestra cada una de sus plumas
y las admiro
y caigo subyugada por su belleza.
Fin del recorrido,
fin de la búsqueda.
Aquí estás
y aquí me quedaré
iluminada por ti,
amándote con cada gota de mi ser
hasta que tu luz -mi luz-
se apague.
Diciembre - 2011
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