caminar por la playa
con algo de sol
desbordando olor a mar,
fuerte viento
y las ballenas jugando
a saltar el horizonte.
¿Qué más se podría pedir?
Todos los muros construidos
a fuerza de replegarse,
endurecerse, encerrarse,
secar las lágrimas
antes de que afloren,
borrar la sonrisa
antes de que nazca
y tapiar el corazón
antes de que intente
emitir un latido;
cayeron estrepitosamente
con la fuerza de una bomba nuclear.
Y así nacieron:
el llanto sincero
y consolador,
la sonrisa ancha
y resplandeciente,
y ese pobre corazón
que ya no recodaba
cómo se sentía sentir
emergió ansiosamente
boqueando por respirar
el cálido aire
de la felicidad.
El mar, el sol,
esos increíbles animales
son los artífices
del milagro.
¿Qué más se puede pedir?
Agosto - 2008
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