insumió su construcción.
Un gran dique
capaz de contener en sus entrañas
esas ansias de amar
que corrían desbocadas
inundando mi ser
y sembrando destrucción a su paso.
Bastó solamente
que llegaras hasta mí,
que acariciaras dulcemente
las frías rocas que envolvían mi corazón.
El contacto con tu piel
resquebrajó los muros,
aumentó la presión en mi interior
y las pequeñas grietas
se convirtieron en brechas irreparables.
Tus labios sobre los míos
y un "te amo" entre lágrimas
provocaron la gran explosión.
Toneladas de amor férreamente encerradas
salieron disparadas hacia ti;
te inundaron, te ahogaron,
te sumergieron en salvajes oleadas
para las que ninguno de los dos
estaba preparado.
El desastre se avecinaba
indefensos, nos miramos.
A tu lado pasó la balsa de la esperanza
te aferraste a ella
y con tu última gota de energía
me abrazaste.
Al vaciarse el dique
el agua perdió su furia.
Lo que segundos antes
era mar embravecido
quedó reducido a pacífico lago.
Allí nadamos, flotamos,
volvimos a nadar.
Allí nos besamos, nos amamos.
Allí pasamos nuestras vidas,
juntos,
rodeado de mi amor,
sumergida en tu amor.
Diciembre - 2011
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