Llegó se presentó de improvisto y arrasó todo a su paso. En volandas me transportó al cielo, al infierno, vuelta al cielo y vuelta al infierno... Pasión abrasadora hielo homicida, consumió todo de mí dejando apenas esta cáscara vacía.
El padre Cronos continúa imperturbable su misión: ordena a las manecillas girar y a los días sucederse. En su infinita sabiduría asevera mi cura.
Doble dosis de caricias unas gotitas de besos un pote entero de paciencia y puesto a macerar en sincera comprensión obrarán maravillas, asegura sonriendo. No mañana, ni tal vez pasado, ni siquiera con la próxima luna, pero antes que dé cuenta volveré a sonreír al mundo y aquellas heridas tan incurables habrán cicatrizado.
Parezco fuerte e indestructible: armadura de titanio, corazón de diamante, espada de acero endurecido al fuego. Pero no es más que mi exterior construido a base de lágrimas, sonrisas truncas, noches de insomnio y sueños asesinados. Dentro sigo siendo burdo cristal hecho añicos mil veces y otras tantas reparado.
Soy capaz de soportarlo todo no hay enemigo que me abata aunque cada estocada que no consigo parar a tiempo abolla mi escudo, hace mella en mi alma y merma mi energía.
Con nuevo dolor me pongo en pie y busco el próximo monstruo que asola mis dominios y al siguiente y otro más... Ya llegará el tiempo de reposo cuando no quede ser sobre esta tierra con poder para herirme.
En mis correrías encuentro campesinos dispuestos a ayudar con una hogaza de pan, un lecho confortable o simplemente al escuchar; su apoyo es invalorable mas estoy sola, no quiero arriesgar la vida de nadie en esta peligrosa empresa.
Tal vez no quieras que esta melodía Te susurre el alma y te lleve al recuerdo Tal vez auque no estemos juntos Sentirás el aire que viene por ti
Quizás no quieras que la cobardía De tu corazón no cure mi silencio Tal vez nunca te has detenido A reemplazar tu orgullo por mi amanecer
Tal vez soy yo el que se equivoca Cuando pienso que has cambiado Y me provocan mis ganas de verte, mi melancolía No me han avisado que esto se termina
No se me hace fácil olvidar Déjame besarte una vez más Regresar de noche convertido en sueño No es tan fácil, desprenderme de tu corazón No es tan simple desafiarte amor Y tenerte atada a algún motivo Ser la sombra en tu camino
Tal vez no quieras que esta melodía Te susurre el alma y te lleve al recuerdo Tal vez podrás cambiar mi piel Por otra que no tiene nada que decir
Tal vez soy yo el que se equivoca Cuando pienso que has cambiado Y me provocan mis ganas de verte, mi melancolía No me han avisado que esto se termina
No se me hace fácil olvidar Déjame besarte una vez más Regresar de noche convertido en sueño No es tan fácil, desprenderme de tu corazón No es tan simple desafiarte amor Y tenerte atada a algún motivo Ser la sombra
No se me hace fácil olvidar Déjame besarte una vez más Regresar de noche convertido en sueño No es tan fácil, desprenderme de tu corazón No es tan simple desafiarte amor Y tenerte atada a algún motivo Ser la sombra
Tal vez no quieras que esta melodía Te susurre el alma y te lleve al recuerdo Tal vez auque no estemos juntos Sentirás el aire...
Hago balance y repaso viejas fotos. Ya no soy aquel muchacho con relámpagos en los ojos. Conservo miedos por los que aún debo cantar. Aún siento el vértigo helado al echar la vista atrás.
Aún me emocionan viejas luchas, el “No pasarán”. Me duele América. Amo viajar. Sueño y milito en tu risa, en la amistad. Leo tebeos. Odio madrugar.
Aún creo en la utopía y no soy el mejor hombre. Reconozco que me cansa dar siempre explicaciones.
Quiero que sepas que, aunque arrastro mis fracasos, si quieres contar conmigo, aún guardo fuego en mis manos. He aprendido a hacer maletas y a comer solo. A reparar espejos rotos. Sé del tesoro de las cosas más pequeñas, no siempre sé lo que tiene urgencia.
Hago balance. Queda todo por hacer. Si tú quieres te acompaño. No soy más que lo ves.
Me tendré que acostumbrar a esta fría soledad como un viejo con días contados a su enfermedad.
Y nombrarte o esperarte en un café, y padecer otro principio, y volver a los sitios en que me has abandonado, y ser asesinado
allí donde te amé.
Ya sólo me queda la vacía pena
del viajero que regresa. Estoy tan perdido,
soy el asesino
de tantas primaveras.
Ya nada es lo que era.
Ya nada es lo que era,
recorreré las aceras buscando una luz que me recuerde a ti.
¿Quién me acompañará ahora a los Alphaville? ¿Quién hará cicatriz mis heridas? ¿Quién descubrirá mis mentiras? ¿Quién facilitará mi huida? Y es que ya nada es lo que era.
Ya sólo me queda la vacía pena
del viajero que regresa. Estoy tan perdido,
soy el asesino
de tantas primaveras.
Ya pasó olvidé el daño sufrido olvidé el amor sentido y aquella ilusoria sensación de plena felicidad. Atrás quedó el camino al cielo, las heridas cicatrizan tus marcas se borran tus besos se confunden con otros besos mi alma recibe otras caricias. Un tímido perdón envuelto en mis últimas lágrimas comienza a nacer.
Ya está, ya pasó aprendí del error; nunca más brindarme entera nunca más jugaré este juego tan apasionante como peligroso gracias por mostrármelo disculpame por no saber jugarlo.
Tema superado, lección aprendida con el alma serena cierro esta puerta y te abro una ventana: la de la amistad. Si es que la valoras, si es que la aceptas -y sino también- sinceramente te la ofrezco y esta ofrenda me hace bien. ¡Hasta pronto, amigo!
Si ella se va no la perdones. Si te deja cultiva bien tu odio. Nunca seas generoso en olvido, si ella se va.
Si te deja no digas adiós o "Qué vamos a hacerle", no pidas perdón. No repases vuestras fotos
y, mirándole a los ojos, regálale eterno tu odio.
Si ella se va no trates nunca de entenderla. Maldice sus pasos. Nunca creas sus despedidas, sus promesas, su explicación.
Y provoca llanto y dolor, que queme su conciencia como el sol, que el adiós le corte como una cuchilla. No te confundas ella, es la asesina.
Porque cuando ella se va alguien la esperará en la esquina. En otros brazos reirá con otras mentiras, dirá "Te amo, cuanto tiempo te he estado esperando".
Y te olvidará, todo habrá muerto, y aquel otoño nunca habrá sido vuestro. Para qué mentir, que ella se lleve, aunque dure poco, tu odio para siempre.
Tímidamente y con mucha cautela salgo de la caverna, observo a mi alrededor. Veo un puntito brillar allá donde el horizonte comienza a curvarse. ¿Será tu luz? Cobro fuerzas con ánimos renovados me lanzo en tu búsqueda.
Errando caminos, a tropezones finalmente llego; casi a punto de tocarte negra noche todo lo cubre. No quiero echarme atrás desandar lo andando, rendirme sin siquiera haber intentado tocarte.
Una roca azul me regala su protección contra ella me acurruco. Mis lágrimas son ofrendas a dioses inescrutables; en ellas envuelvo mi petición: que el nuevo día me muestre algo más que granos de arena a mi alrededor, que este caminar no haya sido en vano y pueda encontrarte.
Te odio. Odio las canciones de amor que traen tu recuerdo a mi casa. Las ganas de verte. Y odio
el cielo en tu rostro y las dudas de echarte al olvido o llamarte para contarte, qué sé yo, que sigo existiendo, que te odio por fin, que no sé
si el mundo resiste sin ti. Tanto, tanto, tanto, tanto te odio.
Te odio. Odio la mañana, el café sin planes, sin ti y en ayunas perdura tu aroma y lo odio. Envuelto en papel de colores te envío bengalas, rencores. Quizá recuerdes así que te odio. También tu sonrisa y la brisa arañando tu piel, y mi corazón ya de paso. Tanto, tanto, tanto, tanto lo odio.
Este viejo odio que hiela los jazmines, ama tu figura aborrecible. Y así, si te marchas, quedan los rencores para recordarme las razones de por qué me eres imprescindible, de por qué te extraño aunque me olvides.
Te odio. Odio tu belleza y a mí me odio al saberme tan lejos del viejo camino andado rastreando hadas y cometas, la estrella prendida en tu pelo. Maldito lucero. Lo odio. Odio odiarte tanto, saber que te encuentras perdida y la vida me impide encontrarte. Tanto, tanto, tanto, tanto te odio.
Yo odio
perseguir tu rastro, cansado en este laberinto. Cual hilo de Ariadna tus huellas me llevan hasta el dulce tiempo de besos, promesas. Lo odio. Soy tan feliz a tu lado que odio que ya no estés cerca y empieza a cansarme este odio. Quizá si tuviera tus manos Pero te odio tanto, tanto, tanto, tanto.
Este viejo odio
que hiela los jazmines, ama tu figura aborrecible. Y así, si te marchas, quedan los rencores para recordarme las razones de por qué me eres imprescindible, de por qué te extraño aunque me olvides.
Quiero avanzar y tus cadenas me detienen, hacen mis pasos más pesados. Con la mirada puesta hacia adelante miro de reojo hacia atrás deseando que no me sigas, o tal vez sí.
El viaje juntos estuvo plagado de tormentas; feroz naufragio nos devoró, esparció sus restos, contaminó costas. Sola en medio de la noche te busqué y te busqué y sólo oía tu silencio.
Aprendí a nadar en el mar de mi dolor a sobrevivir sin tu amor mientras buscaba dónde guarecerme y recobrar fuerzas. Hoy encontré una isla pero no me dejas acercarme para atracar allí.
Déjame levar anclas, izar velas y ganar velocidad. Quiero llegar a ese remanso, tenderme en la arena y, mirando el cielo que una vez me hiciste tocar, sentirme liberada del peso de tus recuerdos.
Sed filosófica, hambre de conocerte, ansias de saber si serás o no. Deseo abandonar mis miedos, lanzarme a esta aventura aunque exponga mi corazón. Deseo responder a aquello que me despiertas.
Pero nada de esto tendría sentido si no nos atraemos si sólo somos un alma perdida en mil almas para el otro.
Desnudo mi ser ante ti contémplalo con sus curvas e imperfecciones explóralo toma posesión de cada rincón aprende a amarlo tal cual es.
Otra vez me condenas al silencio sin juicio previo; detective frenética, nado entre supuestos y razones tratando de saber de qué delito me acusas.
Hace casi un año que bailo a tu son este remolino de idas y venidas, de sorpresas y decepciones, de dichas y agonías.
Hemos llegado al punto sin retorno ¡No lo soporto más! ¡No lo acepto más! has tirado tanto de la cuerda que finalmente se rompió y como era yo quien la sostenía más fuerte, me llevé el peor latigazo.
No importa, soy tan fuerte como jamás creí poder serlo. Cada desengaño, cada huida, cada silencio, cada negación, cada enojo, cada excusa, cada mentira y todas tus brusquedades no hicieron más que fortalecerme.
No terminás de salir ni te decidís a entrar allí parado en la puerta sólo estorbás, no permitís que entre nadie más. ¡Salí de mi vida! Estrepitosamente como entraste o en tu acostumbrado sigilo sólo andate.
Te arrebato las riendas de mi destino, te quito todo el poder que alguna vez te di. Ya no me herirás soy inmune a vos, tanto a tus caricias como a tus caprichos.
Merezco mucho más un hombre que me quiera siempre tal vez más, tal vez menos tal vez sin esa pasión tan tuya, ojalá con menos dolor. Un hombre que valore mi amor en vez de que le moleste.
No has querido, o no has podido serlo. Ya no queda más que decirse, agradecerte el haberme devuelto la confianza en el amor, despedirte en calma y rogar de rodillas a la vida que sólo hayas sido un mal sueño.