Deshaciendo nudos

















El pánico me invade
atacarte, burda defensa;
acción inútil, contraproducente.
¿Cómo se le pide
a un corazón exhausto
que cobre valor,
que apueste nuevamente?
¿Cómo dejar en el olvido
antiguos dolores,
negros presagios?
Aún no fue escrito
que la historia deba repetirse;
existe la posibilidad
de que la vida me sorprenda.
Si hay una luz
al final de este sendero,
¿por qué el miedo me atenaza
y me impide correr hacia ella?

Quisiera un corazón libre
de viejas y pesadas cadenas;
que me permita saltar a tus brazos,
abrazarte, besarte
y soñar un futuro juntos.
Mas de nuevo el miedo,
se conocido enemigo,
levanta su barrera
y me susurra al oído
“Espera, no lo conoces”
Me quedo de una pieza,
impotente, mirándote.

¿Serás tu mi felicidad,
allí, al alcance de mi mano?
¿O serás puñal de oro
que rasgará nuevamente mi alma?
¡Uf! ¡Qué sombría sensación!
Me siento ante la encrucijada
respirando la duda;
miro alternativamente
uno y otro camino:
en aquel de la felicidad,
luces de neón
me invitan a recorrerlo:
aquel otro está invadido
por negra bruma.

En el momento en que dé
el primer paso hacia la luz
sé positivamente
que no tiene retorno.
Es más, el lento caminar
evolucionará paulatinamente
en carrera desenfrenada.
¿Consumiré demasiado
pronto mis energías?
¿Podré verte al final?
¿O pasaré tan veloz a tu lado
que tu imagen se desdibujará?

La confusión se adueña de mi
 ser.Octubre - 2010


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