No todo resultó como lo esperaba,
me desilusioné; pero aprendí
a resignarme, aceptando
lo que la vida me daba.
Pero…
Ya lo dice el viejo refrán:
“Tanto va el cántaro a la fuente
que al final se rompe”
y esta ánfora que parecía mármol
puro se partió como un cristal.
Necesito necesito volver a ilusionarme
volver a amar, a sentirme amada
(tal como me sentí
alguna vez con vos).
¿Es que eso es posile?
¿Es que aún queda un rayo de esperanza?
Las respuestas las tenés vos.
27/11/1990
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