Amanece lentamente,
y mi cuerpo empieza a necesitar saber de ti
mi mano se desliza por las sábanas
ansioso de acariciar tu cuerpo,
mis labios resecos por la ausencia de tus besos
claman por sentir esos humedos momentos que pasamos
en que calmabas el fuego que rodeaba mi corazón.
Tu ausencia deja marcas en mí,
cada segundo que pasa mi corazón se desgarra,
miro por todos lados y no te encuentro.
Recorro el palacio que en sueños locos construimos juntos,
buscando a la reina de mi corazón,
aquella que tiene el don de sacar lo mejor de mí,
dueña de esos ojos ígneos,
que me derriten con sólo tomar contacto con ellos,
esa mujer que cuando sus labios emiten sus dulces palabras
encantan mi corazón, cual canto de sirenas.
Poseedora de esas manos que con sus caricias logran penetrar mi piel
llegando hasta lo más profundo de mí,
llenando el vacío que sentia.
Mi reina no está en su palacio,
y éste se ve en tinieblas a plena luz del día,
porque faltas tú, que desde que llegaste a mi reino,
iluminas cada cosa que me rodea.
Confundido y ansioso de volver a verte,
me recuesto nuevamente,
para poder llegar a sentirte a mi lado
disfrutando como en aquellos momentos.
Cierro los ojos, y finalmente vuelo hacia vos...
M.C.
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