Muerte y descomposición



Cada minuto, cada desentendimiento
fueron heridas mortales.
La gangrena se extendió 
por todo su cuerpo
y dio origen a lenta agonía
plagada de mejoras aparentes
y recaídas cíclicas.


Una negra noche de verano
se dio por vencido
abandonó la inútil lucha
y se entregó a su destino.
Las pompas fúnebres duraron meses
familiares y amigos
desfilaron ante él
para brindar su último adiós,
divididos entre
el pesar por su pérdida
y la alegría por el fin del sufrimiento.


Variopinto cortejo
lo acompañó a su última morada.
No hubo flores ni réquiem
las plañideras gemían en silencio
las lágrimas secaban las mejillas.
Cuando la primera mota de tierra
rozó su pobre féretro
un tímido rayo de sol sonrió
anunciando un nuevo día.


25/07/12

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